martes, 1 de junio de 2010

Por un concierto del Siglo XX

Durante lo días 4, 5, 6, 11, y 14 de junio podremos disfrutar en Arganda del Rey, Madrid, de uno de los macroconciertos más renombrados del mundo, el Rock in Rio que, como su nombre indica comenzó su andadura allá por el año 1985 en la ciudad de Río de Janeiro, Brasil. En esa primera edición, el éxito de la convocatoria convertiría a este festival en auténtica leyenda, siendo uno de los conciertos más recordados el que realizó Queen, el 12 y 19 de enero, ante más de 300.000 personas, con grabación de vídeo VHS incluido, Queen: Live in Rio. El siglo XX estaba ya alcanzando su recta final y el Dios del Rock se manifestaba a toda potencia en forma de Watios, de luz y sonido. Por aquel entonces todos los de mi generación estábamos con la empanada de la adolescencia, hechos unos "pelos", comprándonos vinilos con lo último de Scorpions, AD/DC, Iron Maiden, Motorhead, Judas Priest, Whitesnake, Def Leppard y un largo etc. Se llevaban los tipos rudos con pelos cardados o los tipos rudos con melena rizada. No olvidemos que Europe y su Final Countdown llegarían en el 86. Las chicas se compraban discos de Eros Ramazzotti y de los Hombres G. A los chicos no nos gustaban.

El caso es que los conciertos de aquellos años eran como más auténticos, más incivilizados. Con la litrona, el vaquero elástico y el mechero en las baladas. Ahora, en el siglo XXI, no te dejan entrar con bebida, la gente te critica si fumas aunque sea en un campo de futbol y, por motivos de seguridad, ya nadie enciende el mechero, se enciende el movil, que es como mas geek. La gente de mi generación, que hemos crecido dentro de esa rivalidad Rolling-U2 por ver quién daba el concierto más grande nos hemos visto inmersos ya en la treintena en la vorágine del marketing y la publicidad, asistiendo a los megaconciertos-anuncio de varios días con la perplejidad propia del que lanza la frase, "Estoy mayor para ésto".

Conciertos de saco de dormir y esterilla, donde uno termina tan reventado que luego necesita quince días para recuperarse y sudar todo lo que has tomado. Conciertos donde lo que más se ve es la pancarta que anuncia una cerveza, o un coche, o una compañía de teléfonos que ayudan con su contribución a sufragar el caché de los artistas, que intuyo, y esto es sólo una apreciación, cobran tanto que no hay dinero suficiente para pagarles con el que se recauda de las entradas. Mención aparte, la pancarta de colaboración del ayuntamiento de marras, que proporciona el terreno, que ya no hay pueblo que se precie que no tenga su propio festival, aunque sea de fusión de jotas y ritmos étnicos.

Miro atrás y recuerdo ese concierto de U2 en el Calderón en el 93 y recuerdo con morriña todo el tinglado paralelo al concierto, con los billetitos que se canjeaban por dinero real para comprar productos de merchandising, el confesionario donde la gente podía decir algo, el mando a distancia, las teles via satelite, los coches flotando en el aire, todo "guay", ya me entendéis. Aquel despliegue de medios nos hacía pensar que todo aquello era sencillamente insuperable; el jumbotron era lo más, ahora lo es el led. La luz laser era una rareza, ahora aburre. Las cámaras eran desechables, ahora dan risa. Los niños se quedaban en casa con los abuelos, ahora hay guarderías en el mismo recinto del concierto.


El siglo XXI nos ha traído sueldos del pasado y guarderías en los conciertos con más capacidad que todas las guarderías municipales de Madrid juntas. Beber y fumar, no mucho, pero al peque lo puedes tener cerca mamando de las ubres del rock levantando su bracito y alzando sus deditos rechonchos, el indice y el meñique, al aire mientras sus papis no paran de pegar botes junto al escenario sabiendo que sus hijos están en buenas manos, como en la piscina de bolas de IKEA.

Lo que no entiendo es cómo van a hacer los miembros de la organización de este concierto para tratar de crear un ambiente lo suficientemente pueril como para no provocar controversia. Porque los pequeños desde su lugar de recreo deberían de poder oir el concierto, digo, y me llama la atención que a estas alturas el foro de la familia o similar no se haya quejado ante tamaña aberración para el cerebro de los más pequeños; nuestro futuro.



Me puedo imaginar el escenario Mundo el día 11 de junio, con los Cypress Hill o los Rage Against de Machine tocando y tu hijo/hija jugando con los amiguetes rockeros en la zona infantil, con sus camisas casual inmigrante chicano, mientras los cuidadores les dicen: Niños, tapaos las orejas que estos chicos cantan explicit lyrics y no queremos que vuestros padres* nos denuncien porque después no paráis de decir cosas raras. *(Padres o el foro de la familia, o similar).

Claro, que bien pensado, tiene que molar estar en casa con tu amigo rockero e hijos y escuchar de vez en cuando a su pequeñin / pequeñina, (que rollo esto del género): maderfoca, maderfoca, aiquil yu men y cosas parecidas, rollo ghetto, ya me entienden; o consignas zapatistas cortesía de Zack de la Rocha, el niño chillando "Viva Chiapas" y el padre hablando contigo como si tal cosa. No sé que pensaréis, pero yo casí que prefería los conciertos del siglo XX, no tan civilizados, más auténticos y dejar a los niños con los abuelos.

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